• “Sería necesario complementar el CTE con medidas complementarias de políticas locales y financieras que propiciasen realmente la rehabilitación energética”
• “Desde mi punto de vista, debería hablarse de edificios de demanda casi nula y no de consumo casi nulo”
• “El crecimiento del sector de la edificación debería basarse en un aumento de la calidad y de las prestaciones de los edificios y no en el volumen construido”
Josep Solé, URSA Insulation, Spain.
Josep Solé es arquitecto técnico y está especializado en aislamiento térmico y acústico de edificios. En la actualidad, desarrolla su actividad con una perspectiva multinacional en todo el suroeste de Europa (Francia, Benelux, UK, España), siendo Francia un mercado, hoy por hoy más grande y dinámico de este entorno geográfico. El área de la eficiencia energética en el sector de la construcción es un aspecto que, históricamente, la normativa de España ha descuidado. De hecho, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) corroboran las bajas prestaciones térmicas y acústicas del parque de viviendas en España, ya que atendiendo al año de construcción, de los 25 millones de viviendas, un 58% están construidas sin ninguna exigencia térmica y un 68% sin exigencias acústicas.
Hablamos con Josep Solé sobre eficiencia energética y sostenibilidad en el sector de la construcción europeo, mostrando las diferencias entre diferentes países de la Unión Europea:
¿Podría describir, brevemente, cómo ve el parque de viviendas de España en cuanto a eficiencia energética, térmica y acústica?
La gran mayoría del parque de viviendas en España se realizó con criterios de (falta de) eficiencia energética basados en la norma del año 79 por lo que podemos considerar que la gran mayoría del parque es “altamente ineficiente”. Las edificaciones realizadas siguiendo los criterios del CTE han mejorado un poco pero el paso fue (y es todavía) claramente insuficiente para alcanzar niveles de reducción de demanda energética similares a las de los países de nuestro entorno (Francia, Alemania...)
Como se ha citado en la introducción, más de la mitad de las viviendas de España no cumplen ninguna exigencia térmica ni acústica. ¿Estos porcentajes son similares en el resto de países de la Unión Europea? ¿Cómo se ha llegado a esta situación en España?
Incluso las que cumplen con alguna normativa o requerimiento de eficiencia energética han adoptado como referencia valores tan poco exigentes que se deben considerar también como viviendas “ineficientes”. La inmensa mayoría de viviendas españolas deben considerarse como “ineficientes”. La reglamentación española no se modificó desde el año 79 hasta 2006 por desidia y menosprecio de la administración del estado en este aspecto. Otros países habían ya ido modificando, adaptando y mejorando sus estándares de requerimientos de eficiencia energética paulatinamente cada tres o cinco años de forma que el tránsito de unos requerimientos a otros se efectuó de forma gradual y progresiva.
A pesar de ello. ¿De qué modo ha afectado al sector de la construcción el CTE? ¿Y al de la rehabilitación?
La implementación del CTE ha supuesto una generalización de la sensibilidad energética en buena parte de los agentes del sector. Sin embargo, los objetivos planteados por el CTE se han traducido en unos requerimientos que son “insuficientes” para el retraso que llevaba el estado español en este sentido. Es difícil desde un código técnico tener una incidencia “relevante” en la rehabilitación energética de edificios. Sería necesario complementar el CTE con medidas complementarias de políticas locales, financieras… que propiciasen realmente la rehabilitación. En países próximos las ayudas fiscales directas al usuario son herramientas que se han demostrado como claves para incentivar las obras de rehabilitación por encima de las reglamentaciones técnicas.
Tal vez debido a ello España parece no arrancar en cuanto a edificios y viviendas eficientes energéticamente. ¿Cuál es el problema de España en esta materia desde su punto de vista?
Como he dicho antes, la falta de políticas locales y de ayudas fiscales creo que son la clave para que la rehabilitación energética de viviendas no haya arrancado como sería deseable. La fragmentación de la propiedad horizontal de las viviendas en España tampoco ayuda a que se aborden trabajos “profundos” de rehabilitación que no vayan más allá de la simple estabilidad estructural. Tampoco la reglamentación incentiva a la rehabilitación desde un punto de vista energético.
Entre las últimas medidas introducidas para mejorar la situación del sector se encuentra el certificado energético de los edificios, obligatorio desde junio de 2013. Después de estos años de funcionamiento. ¿Qué impacto ha tenido en el sector profesional y entre los particulares? ¿Cree que la aplicación ha sido correcta?
Ha tenido un impacto real pequeño. No obstante, sí que se ha manifestado como una herramienta de sensibilización de los usuarios y agentes del sector, lo que permite pensar que en un futuro será más fácil que se adopten medidas “reales” que mejoren la eficiencia de los edificios.
¿Existe un compromiso en España hacia la búsqueda de los denominados edificios de consumo casi nulo?
No. El caso es tan grave que incluso la administración estatal está tratando de “confundir” a los usuarios decretando por orden ministerial que los edificios reglamentarios se consideran sin más como de consumo casi cero. En realidad, el objetivo de la Directiva no es hacer que los edificios sean de consumo casi cero sino que la demanda energética sea casi nula y que la pequeña parte de energía necesaria sea cubierta por energías renovables. En realidad se debería hablar de edificios de demanda casi nula y no de consumo casi nulo.
Parece claro que en un país como España en el que el sector de la construcción de obra nueva está estancado, parece que no va a llegar a los niveles del boom inmobiliario, la rehabilitación va a ser uno de los caminos que permitirá sobrevivir a empresas del sector. ¿Las autoridades españolas han apostado realmente por la rehabilitación? ¿Qué le pediría a la administración para el fomento decidido de la rehabilitación? ¿Existe conciencia y mentalidad en España?
No creo que sea deseable llegar a los niveles de producción de edificios que se daban en las épocas del boom inmobiliario. El crecimiento del sector de la edificación debería basarse en un aumento de la calidad y de las prestaciones de los edificios y no en el volumen construido. Nuevos aspectos como la sostenibilidad (no solo los aspectos ambientales) de la edificación deberían ser la palanca del sector.
Los propietarios de las viviendas desconfían de la palabra “rehabilitación”. ¿Por qué? ¿Es difícil convencer a una comunidad de vecinos para rehabilitar un edificio viejo y energéticamente poco eficiente?
Porque no le ven ningún “atractivo” de aumento del “valor” (no solo económico) de las acciones de rehabilitación. Las comunidades de propietarios son “insolventes” para poder financiar este tipo de obras ya que no existen incentivos fiscales o financieros que permitan hacer viables las obras de rehabilitación para las comunidades de propietarios. El simple ahorro de energía no es motivación suficiente para las comunidades que no tienen una visión a “largo plazo” de las inversiones realizadas.
¿Qué importancia tiene el aislamiento térmico en una actuación de rehabilitación frente a otras intervenciones?
El aislamiento térmico (o mejor la mejora de la envolvente) es la única medida que permite de forma real reducir la demanda del edificio de forma que hace que la ineficiencia de los sistemas se minimice y sea más factible la cobertura con energías renovables, ya que la energía requerida por el edifico se minimiza.
¿Cuáles son las principales innovaciones que se han producido en el sector de los materiales en cuanto al aislamiento térmico y acústico?
Los materiales “básicos” de construcción sufren procesos de innovación muy lentos. Se trata más bien de procesos de evolución y optimización que innovaciones radicales. A pesar de ello, las prestaciones de los productos aislantes han ido mejorando (reduciendo las conductividades térmicas), mientras que hace una decena de años era corriente encontrar lanas minerales con conductividades de 44 o 46 mW·m/K. Ahora los productos menos eficaces presentan solo conductividades térmicas del orden de 40 mW·m/K y son cada vez más frecuentes en el mercado los productos con conductividades térmicas del orden de 32 mW·m/K.
Las gamas de espesores disponibles son ahora mucho más amplias llegando a productos con resistencias térmicas del orden de 10 m2·K/W, lo que ha supuesto cambios e innovaciones relativamente profundas en las líneas de fabricación.
En lo que se refiere a ayudas públicas para la rehabilitación. ¿Las autoridades españolas la han apoyado y han creado partidas específicas? ¿Cuál es la situación en otros países de nuestro entorno?
Creo que esta es una de las “asignaturas pendientes” en España. Se han creado campañas de subvenciones directas por diferentes organismos, pero se agotan en poco tiempo y requieren una tramitación burocrática excesiva que al final las hace “poco atractivas”. Más que campañas de subvenciones directas creo que deberían establecerse políticas a medio o largo plazo de incentivos fiscales y financieros que hagan que las acciones de rehabilitación sean viables. Las ayudas puntuales son ayudas que, sin embargo, no motivan lo suficiente.
¿Cómo influye la situación de dejadez con respecto al aislamiento térmico en un país como España donde hay una dependencia energética del 80%?
Es grave en un país con un alto nivel de dependencia energética y es especialmente grave que no se propicie el objetivo de demanda nula en un país en que la benignidad del clima lo hace fácilmente posible y se sigue insistiendo en evaluar los edificios mediante su consumo en vez de trazar como objetivo principal la reducción de la demanda.
¿Qué impacto tiene o ha tenido en España el programa “Horizonte 2020” de la Unión Europea, dotado con 80.000 millones de euros, concebido para incentivar la investigación en eficiencia energética y fomentar las energías renovables?
No parece que haya servido de gran cosa en España.
Hace unos años, Suecia publicó un estudio en el que menos del 40% de los encuestados consideraría satisfactorio unos niveles de aislamiento acústico similares a los que exigimos hoy en España. ¿No nos preocupamos por el ruido en España tanto como en otros países? ¿Por qué no lo llegamos a considerar la contaminación acústica un riesgo para la salud?
Recientes encuestas realizadas en España también ponen de manifiesto que los usuarios detectan la falta de aislamiento acústico de sus edificios, desgraciadamente parece que lo asumen como una “maldición bíblica” sobre la que no se puede hacer nada.
La sensibilización sobre la calidad acústica llega siempre con posterioridad a la resolución de los problemas energéticos. Este tipo de resolución de problemas por fases es altamente erróneo porque de hacerse de una forma holística desde un buen principio los costes se verían minimizados y los beneficios maximizados. Se corre el riesgo de que la mejora energética haga aflorar en los edificios problemas acústicos que con anterioridad estaban enmascarados y que por no ser detectados en el momento oportuno obliguen en un futuro a nuevas y costosas intervenciones que podrían minimizarse si se hubiesen detectado en el momento adecuado.